En un texto ya clásico titulado “Las tres fuentes y las tres partes integrantes del marxismo”, Lenin había caracterizado la doctrina de Marx como continuadora directa de los grandes representantes del siglo XIX en filosofía, economía política y socialismo:
La historia de la filosofía y la historia de la ciencia social muestran con diáfana claridad que en el marxismo nada hay que se parezca al «sectarismo», en el sentido de que sea una doctrina fanática, petrificada, surgida al margen de la vía principal que ha seguido el desarrollo de la civilización mundial. Por el contrario, lo genial en Marx es, precisamente, que dio respuesta a los problemas que el pensamiento de avanzada de la humanidad había planteado ya. Su doctrina surgió como la continuación directa e inmediata de las doctrinas de los más grandes representantes de la filosofía, la economía política y el socialismo.
A continuación damos un repaso a estas tres «fuentes». Para evitar malentendidos (Marx como el «continuador», o como el «continuador necesario», o como «el genio que unió estas tres grandes corrientes»; o peor aún, como el «genio que aplicó la dialéctica hegeliana de manera invertida a estos fundamentos»), intentaremos poner el acento en cómo los marxistas convierten, como dijera Althusser, «ese ‘encuentro’ en ‘crítica revolucionaria’ de sus propios elementos constituyentes» (Marx dentro de sus límites, cap. V).
1. FILOSOFÍA
En lo que respecta a la filosofía, Marx sería el heredero del materialismo francés hasta el siglo XVIII (cuyo máximo exponente sería Diderot) y de la filosofía clásica alemana, en especial de la dialéctica de Hegel interpretada a través del materialismo de Feuerbach. De estas corrientes, Marx tomará el materialismo filosófico, que hace extensivo a la teoría de la sociedad en la forma del materialismo histórico.
2. ECONOMÍA
En economía política, la obra más ambiciosa de Marx, El capital, consagrada al análisis del modo de producción capitalista, es una continuación de las teorías de los economistas clásicos (Adam Smith, Ricardo), quienes ya habían sostenido una teoría del valor en base al trabajo. Sin embargo, Marx romperá también con estos al plantear en el centro de sus análisis el concepto de plusvalor.[1] Para Marx, la explotación se basa en las relaciones de producción (relaciones entre personas, ahí donde, por el fetichismo de la mercancía, los productores ven sólo relaciones entre cosas): propiedad de los medios de producción, división del trabajo, etc…
3. SOCIALISMO
Marx también es un heredero del socialismo primitivo, que buscaba la crítica de la sociedad capitalista sin articular una solución real y factible: Babeuf, el primer “comunista” en plena Revolución Francesa, y los socialistas utópicos (Saint-Simon, Fourier, Owen), que escribían en tiempo en los que no existía el proletariado y los antagonismos de clase no habían alcanzado una forma nítida. Engels fue quien señaló de forma más expresa la ruptura con estas corrientes, en su obra Del socialismo utópico al socialismo científico.
4. LA CRÍTICA DEL POSITIVISMO
Además de estas corrientes, Marx es el heredero de cierta tradición del positivismo del siglo XIX, con todas sus pretensiones de organización social y su crítica de las mistificaciones. Al mismo tiempo, Marx asume una posición que rompe con esta herencia. Quienes han marcado de manera más señalada la ruptura con esta corriente fueron Engels (en el Anti-Dühring, una invectiva contra un filósofo positivista alemán que había alcanzado cierta notoriedad entre los círculos socialdemócratas) y Lenin (en Materialismo y empiriocriticismo, crítica del fenomenismo de Mach y Avenarius). En ambos casos, se trata de rupturas en un plano filosófico que trascendían directamente a la esfera política, pues hacían referencia a intelectualesque ejercían influencia sobre los partidos de izquierda, fomentando en los partidos revolucionarios las posturas reformistas y socialdemócratas.
5. LA CRÍTICA DE PROUDHON
La última de las grandes referencias críticas de Marx es la obra de Pierre-Joseph Proudhon, anarquista, padre del mutualismo. Con él se enfrenta Marx respecto de la cuestión de la propiedad en Miseria de la filosofía (una réplica a su obra Filosofía de la miseria). Según Proudhon, el trabajo genera una propiedad legítima, como legítima será la mutua cooperación de los productores. La explotación capitalista residiría en la posibilidad de que las mercancías se intercambien de forma no equivalente, debido al monopolio, por parte de algunos industriales, de los medios de circulación, lo cual altera la ley del valor por el trabajo. Para Marx, Proudhon será el defensor de la pequeña propiedad y el ideólogo de la pequeña burguesía, artesanos y campesinos (que por otra parte eran las clases hegemónicas en la época en que escribía, cuando el proletariado industrial era minoritario).
6. LA LUCHA DE CLASES
Para terminar, sin embargo, el mérito de Marx residiría en el reconocimiento de la lucha de clases como motor de la historia. En carta a Joseph Weydemeyer, el propio Marx explica cuál sería, desde su punto de vista, su descubrimiento más fundamental:
Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica de éstas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases
(Carta a Joseph Weydemeyer, Londres, 5 de marzo de 1852)
[1] “Plusvalor” es la traducción de Mehrwert (habitualmente, “plusvalía”) en la edición crítica de Pedro Scaron (El capital, México: Siglo XXI).