Valentin Voloshinov fue un lingüista ruso del círculo de Mijail Bajtin. Su obra fundamental es Marksizm i filosófiya yazyká (El marxismo y la filosofía del lenguaje), de 1929, en la cual presenta su teoría del lenguaje como signo ideológico.
Voloshinov considera la ideología desde un típico enfoque representacionalista: la ideología se concibe como reflejo de la realidad (fiel o distorsionado, desde un punto de vista, etc…). O como significado, representación, figuración o simbolización. Para Voloshinov, la ideología es un signo y «sin signos, no hay ideología» (p. 19). O «todo lo ideológico posee un valor semiótico» (p. 21). Esto es algo que se aplica a todos los fenómenos ideológicos, sea la imagen artística, el símbolo religioso, la fórmula científica (afirmación sorprendente, por cierto), los fallos judiciales…
La teoría de la ideología es posible porque el signo posee un carácter doble:
- Por un lado es un reflejo de la realidad.
- Por otro lado es también un segmento material de esa misma realidad (un sonido, una masa, un color, un movimiento…).
La realidad del signo es objetiva, y por este motivo se presta a un estudio objetivo. Esta afirmación es crucial, porque, con ella, Voloshinov se sitúa en oposición tanto del mecanicismo y del marxismo vulgar, como de la hermenéutica.
Respecto de lo primero, como afirma Terry Eagleton, la teoría de Voloshinov va más allá del esquema «base-superestructura».
Si no puede separarse la conciencia del signo, este último tampoco puede aislarse de las formas concretas de relación social. El signo vive únicamente en éstas; y ellas deben relacionarse a su vez con la base material de la vida social. El signo y su situación están inextricablemente unidos, y esta situación determina desde dentro la forma y estructura de una expresión. Tenemos aquí, pues, el esbozo de una teoría materialista de la ideología que no la reduce simplemente a un «reflejo» de la «base» económica, sino que concede la importancia debida a la materialidad de la palabra, y a los contextos discursivos en que se encierra. (Terry Eagleton, Ideología. Una introducción, p. 251.)
En segundo lugar, como hemos dicho, Voloshinov se sitúa expresamente en contraposición con la problemática hermenéutica que considera la materialidad del signo como un mero revestimiento, un medio o instrumento para un efecto de conciencia o interior, la comprensión (Verstehen). Adoptando un enfoque muy materialista, Voloshinov llega a afirmar que los filósofos idealistas y psicologistas pasan por alto que «la conciencia misma puede surgir y llegar a constituir un hecho posible sólo en la concreción material de los signos» (p. 22). Esto es lo mismo que decir que sin un sistema reglado de signos materializado en el habla y/o en la escritura, no existe ningún pensamiento «interior» o conciencia. Para Voloshinov, «la conciencia individual es un hecho ideológico-social» (p. 23), por cuanto que si eliminamos el contenido semiótico o ideológico, no quedaría de ésta nada en absoluto. La esfera de lo ideológico es esta realidad objetiva de los signos sociales, cuyas leyes son «las leyes de la comunicación semiótica» (p. 24), determinadas a su vez por las leyes de la economía y la sociedad.
Ahora bien, esta cualidad semiótica no se encuentra en ningún sitio con tanta claridad como se encuentra en el lenguaje. Voloshinov afirmará que «la palabra es el fenómeno ideológico por excelencia» (p. 24). Esto es posible por cinco características fundamentales de la palabra o habla:
- Su pureza semiótica, es decir, la excepcional especificidad de su estructura semiótica.
- Su neutralidad ideológica, mientras cualquier otro material semiótico se especializa en una función ideológica específica.
- Su participación en la conducta comunicativa. El habla no se restringe a una esfera ideológica particular, sino que comprende «el área de la comunicación en la vida humana, la conducta humana» (p. 25).
- Su potencialidad para convertirse en habla interna, «medio primordial de la conciencia individual» (p. 25), condición material para la vida interior de la conciencia personal.
- Su presencia como fenómeno concomitante en todo acto consciente. Las palabras no pueden sustituir totalmente cualquier otro signo ideológico (el ritual religioso, la imagen pictórica, la composición musical…), pero cada uno de estos actos se apoya en el habla: «la palabra está presente en cada uno de los actos de comprensión y en cada uno de los actos de interpretación» (p. 27).
Para Voloshinov estas cinco propiedades, como decíamos, hacen del habla un objeto fundamental para cualquier teoría de la ideología.
BIBLIOGRAFÍA:
Terry Eagleton, Ideología. Una introducción, Barcelona: Paidós, 2005.
Valentin Voloshinov, El signo ideológico y la filosofía del lenguaje, Buenos Aires: Nueva Visión, 1976.
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